El Israelita es un pueblo especial, siglos de sufrimiento y lucha, han forjado en ellos y ellas un carácter especial, algo diferente y que cada uno de ellos lleva dentro. Son orgullosos, pasionales y por encima de todo están orgullosos de su tierra y cultura.
¿Por qué introducimos Israel de esta manera? Pues muy simple. Cada día y momento que pases allí, vas a ser partícipe de ese sentimiento. Cada una de sus ciudades transmite ‘’algo’’, ese algo es muy difícil de contar pero fácil de sentir.
Tel-Aviv es pura pasión, alegría y ganas de vivir. Cuando pases por sus calles, percibirás el carácter de sus ciudadanos, que se sienten libres y fuertes. Viven como si cada día fuera el último, calles y restaurantes abarrotadas, conversaciones elevadas de tono y playas llenas de gente disfrutando del sol, en resumen, disfrutando de la vida.
Además, existe en Tel-Aviv un sentimiento sobrecogedor, de respeto a su pasado y veneración por sus tradiciones. Son numerosos los museos y lugares que cuentan la historia de un pueblo diferente. Una situación que refleja a la perfección este sentimiento que sucede cada año en el día de la independencia.
A las 8 de la tarde del día antes sonará la alarma de emergencia instalada en cada una de las farolas de la ciudad. Durante el minuto que suena la alarma, Israel se para y literalmente, cada uno de sus ciudadanos parará donde quiera que estén y pasará el minuto en silencio con la mano en el corazón hasta que se acabe.
Jerusalem es el contraste absoluto de Tel-Aviv, es una ciudad basada en tradiciones. Podrás pasear por calles estrechas, tradicionales y con un aura diferente. Tendrás la oportunidad de visitar el punto religioso más importante del mundo.
No podemos olvidarnos además de que Israel forma parte del oriente medio, y por ello gran parte de su terreno es desierto. Una de las actividades favoritas de los Israelitas es recorrer estos desiertos en 4x4. La aventura comienza en Eilot, una pequeña ciudad fronteriza con Egipto, Jordania y el Mar Rojo. Posteriormente, recorrer el desierto cruzar la frontera para visitar Petra y volver al país acabando la aventura flotando en las aguas saladas del mar muerto.
Israel no es un destino más, es una experiencia necesaria. Conocer la cultura, el sentimiento de su pueblo y los paisajes que ofrece el país será una aventura que se quedará en tu memoria para siempre.
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